La historia de las plantas de interior: cuándo los humanos empezamos a traer verde a casa

Tener la casa llena de macetas puede parecer una moda reciente, pero en realidad es una tradición que lleva miles de años acompañándonos. A lo largo del tiempo, las plantas de interior han sido símbolo de estatus, refugio, curiosidad científica y compañía. Esta es su historia… y también la nuestra.

En Planteka creemos que cuidar plantas es más significativo cuando conoces sus historias. A través de talleres y cursos botánicos y servicios de jardinería, te ayudamos no solo a mantenerlas sanas, sino también a apreciar el legado que llevan consigo.

Jardines bajo techo en la Antigüedad

Desde que existieron recipientes para cultivarlas, las personas intentaron acercar las plantas a su vida diaria, por motivos prácticos o estéticos:

  • En Egipto, se cultivaban plantas aromáticas y ornamentales como el loto o el papiro en macetas para decorar templos y palacios.
  • En la Grecia y Roma clásicas, el laurel, la hiedra o los cítricos en tiestos adornaban atrios y patios, acercando la naturaleza al hogar.
  • En China, hace más de 2.000 años ya existían prácticas similares al bonsái, con plantas en macetas como símbolo de armonía y arte.
  • Algunas leyendas incluso relacionan las plantas en interior con los míticos Jardines Colgantes de Babilonia, aunque más mito que certeza histórica.

La idea era clara: si una planta aporta belleza, sombra o fragancia, intentamos traerla al lugar donde vivimos.

Orangeries, bulbos y exotismo (siglos XVII–XVIII)

Con la expansión del comercio mundial en Europa, también creció el deseo de cultivar especies delicadas o exóticas en interiores:

  • Los cítricos se convirtieron en símbolos de riqueza. Para protegerlos del frío, se construían orangeries: galerías o invernaderos de vidrio y piedra.
  • Los bulbos de primavera (tulipanes, jacintos, narcisos) se “forzaban” en macetas para florecer dentro de las casas en pleno invierno.
  • Nacieron también recipientes y soportes decorativos: cachepots, estantes para macetas o maceteros diseñados específicamente para el interior.

En este periodo, las plantas dejaron de ser solo parte del jardín: pasaron a integrarse en la decoración del hogar.

La fiebre victoriana: helechos, vitrinas y junglas domésticas

El siglo XIX fue la explosión definitiva de las plantas de interior, especialmente en la Inglaterra victoriana. La industrialización alejaba a la gente de la naturaleza, y tener plantas en casa se convirtió en una forma de traerla de vuelta.

Pteridomanía: la obsesión por los helechos

La fascinación por los helechos llegó a tal punto que se bautizó como “Pteridomanía”. Había helechos en salones, pasillos y vitrinas de cristal; eran objeto de colección y moda.

El invento del Wardian case

En la década de 1830, el médico Nathaniel Bagshaw Ward inventó una caja de cristal que protegía plantas delicadas durante los largos viajes en barco. Gracias a estas “Wardian cases”, plantas tropicales de Asia, África y América pudieron llegar vivas a Europa, revolucionando el comercio y la diversidad de especies cultivadas.

Más tarde, estas cajas se usaron también dentro de las casas, como pequeñas vitrinas verdes con helechos, orquídeas o begonias: auténticos “mundos en miniatura”.

Invernaderos y arquitectura de cristal

La pasión por las plantas impulsó la construcción de invernaderos y galerías de hierro y vidrio, como la Palm House de Kew Gardens, que inspiró proyectos similares en todo el mundo.

Siglo XX

Con los avances en calefacción, vidrios y producción hortícola, las plantas de interior se hicieron cada vez más accesibles:

  • A principios de siglo, especies como palmeras, aspidistras y helechos se popularizaron en salones y recibidores.
  • Tras la Segunda Guerra Mundial, los viveros comenzaron la producción en masa de plantas resistentes y fáciles de cuidar para pisos urbanos.
  • En los años 60 y 70, la moda del green living llenó las casas de macramés, colgadores y rincones selváticos.
  • En el siglo XXI, las redes sociales han impulsado un nuevo auge: especies de moda, comunidades de “plant parents” y un interés renovado por el bienestar que aportan las plantas.

¿Por qué importa esta historia?

Conocer este recorrido nos conecta con algo más grande:

  • Valorar especies comunes: muchas plantas hoy habituales en casa (como el filodendro, la monstera o los helechos) fueron en su día rarezas exóticas.
  • Inspirarse en el pasado: desde vitrinas victorianas hasta orangeries barrocas, las formas históricas de exhibir plantas pueden inspirar cómo decorar hoy.
  • Sentirnos parte de un legado: cuidar una planta en casa no es solo decoración; es continuar una relación humana con la naturaleza que lleva siglos en marcha.

Las plantas de interior no son una moda pasajera: son una tradición. Cada maceta en tu casa es un capítulo más en esta larga historia que une naturaleza y cultura.

💬 Cuéntanos en comentarios: ¿cuál fue tu primera planta de interior? ¿O cuál te conecta más con la naturaleza? Nos encantará leerte.

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