Con el calor de julio en pleno apogeo, es el momento perfecto para hablar de una de las suculentas más icónicas y útiles: el Aloe Vera. Famosa por su gel calmante y su resistencia casi indestructible, el Aloe Vera (Aloe barbadensis miller) es una estrella del verano, tanto para tu piel como para tu rincón verde. 🌞

👉 Si no viste nuestro artículo de junio sobre la lavanda, puedes leerlo aquí.

En Planteka, queremos que las plantas vuelvan a formar parte de tu día a día y ayudarte a disfrutar de su belleza y beneficios. Con contenidos prácticos como este, talleres y nuestras consultas Plant Doctor, te acompañamos para que tus plantas no solo sobrevivan, sino que florezcan.

Origen e historia del Aloe Vera

Originario de la Península Arábiga, el Aloe Vera se ha naturalizado en muchas regiones áridas y subtropicales, desde el Mediterráneo hasta India y el norte de África. Lleva más de 6.000 años cultivándose por su valor medicinal, cosmético y ornamental. En el Antiguo Egipto se conocía como la “planta de la inmortalidad”.

Con sus hojas largas, gruesas y bordeadas de pequeñas espinas, el Aloe guarda en su interior un gel claro y espeso. Durante siglos, este gel ha sido utilizado para:

✔️ Calmar y rehidratar la piel tras una quemadura solar.
✔️ Tratar afecciones como eccema, psoriasis o acné.
✔️ Hidratar el cabello seco y dañado (incluso puedes combinarlo con aceite de ricino como sérum de crecimiento).
✔️ Ayudar a la digestión (en jugos naturales certificados para consumo).

Su frescura y propiedades calmantes lo convierten en un imprescindible del verano.

¿Es fácil cuidar un Aloe Vera?

¡Sí! Incluso si eres principiante. El Aloe Vera es una de las plantas más sencillas de mantener: no necesita riegos frecuentes ni condiciones exigentes de luz. Además, es muy “comunicativa”:

Si algo no le gusta, sus hojas cambian de color (amarillo o marrón) para avisarte de exceso de agua o falta de luz.

Perfecto para aprender a leer las señales de tus plantas.

Guía de cuidado del Aloe Vera

Luz

• Mucha luz indirecta brillante.
• Puede tolerar sol directo, pero aclimátalo poco a poco para evitar quemaduras en las hojas.
• Ideal cerca de ventanas orientadas al sur o al oeste.

Temperatura y humedad

• Prefiere temperaturas entre 18–30 °C.
• Protégelo del frío: si baja de 10 °C, entra la maceta en casa.
• No necesita pulverización; le gusta el ambiente seco.

Sustrato y maceta

• Usa sustrato bien drenante (mezcla para cactus y suculentas).
• Macetas de barro o terracota ayudan a evitar el exceso de humedad.
• Trasplanta cada 2–3 años si crece mucho.

Riego

• Verano: cada 2–3 semanas, solo cuando el sustrato esté completamente seco.
• Invierno: cada 4–6 semanas.
• Riega a fondo y deja que drene el exceso de agua. Evita que las raíces queden encharcadas.

Cómo propagar Aloe Vera

El Aloe produce hijuelos o “pups” alrededor de su base.

Para propagarlos:

1. Espera a que midan al menos 5–7 cm.
2. Sepáralos con cuidado usando las manos o un cuchillo limpio.
3. Deja que sequen 1–2 días antes de plantarlos en sustrato seco.
4. Espera unos días más para regar y evitar la pudrición.

Cómo cosechar el gel de Aloe Vera

1. Elige una hoja madura de la capa exterior.
2. Córtala cerca de la base con un cuchillo limpio.
3. Deja escurrir la savia amarilla (no la uses).
4. Lava la hoja, ábrela y extrae el gel con una cuchara.
5. Guárdalo en un recipiente hermético en la nevera hasta 1 semana.

Usos del gel de Aloe Vera

• Calma quemaduras solares: hidrata, refresca y reduce la inflamación.
• Hidrata la piel seca: sin sensación grasa.
• Acelera la cicatrización: cortes y quemaduras leves.
• Cuida el cuero cabelludo y el cabello: alivia la irritación y aporta brillo.
  
  Consejo: Haz una prueba en una pequeña zona de piel si tienes sensibilidad. Además, recuerda que el Aloe Vera es tóxico para perros y gatos si lo ingieren.

¿Tienes dudas con tu Aloe?

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💬 ¿Para qué usas tú el Aloe Vera? ¿Ya has intentado propagar sus hijuelos? ¡Cuéntanos en los comentarios!